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Una forma huracanada de mantener la calma se gestó entre un ataque epiléptico y una hernia discal, entre la ilusión y la quietud, entre la frustración y la euforia. Un primer disco que va más allá de su anterior EP, el homónimo  Ada Van (Siete Señoritas Gritando, 2015), y que completa el mundo de canciones como “Hans” o “La piel no existe” con nuevas compañeras de baile. Con su EP, Ada Van hizo más de veinte conciertos en Barcelona («No había más locales donde tocar. Sencillamente, no había», Eduardo Hurtado, guitarrista), visitó Mallorca para celebrar el décimo aniversario de Cultura Club y llegó hasta Miranda del Ebro para unirse al Ebrofest («Que no se nos olvide mencionar a los Teleclubdj’s: son los chamanes del buen rollo», Ferran Gonzàlez, baterista). Y así hasta enero de 2016, cuando sonaron campanas de boda: Ada Van formalizó su relación con La Cupula Music y en mayo empezó a grabar en el estudio Caballo Grande con Gordon Raphael (The Strokes, Regina Spektor). Diez días de pura tensión electrocerebral que dieron como resultado “Una forma huracanada de mantener la calma”, un disco en el que colaboraron Odio París, Neblia y Carlos Cros («Y las risas: Ferran y Cristian, los  Caballo, son expertos en desencajar mandíbulas», Joanra Pla, teclista). Tres veces estuvo a punto de no aparecer el disco (y una de ellas fue la hernia discal: «Me voy a tatuar un disco ahí, en la vértebra. ¿Lo pillas? Me cambiaron el disco», Alberto Lozano, bajista), pero el parte meteorológico los ha respetado: están en el ojo del huracán. Los han llamado “trovadores del nuevo siglo” y “sabandijas pretenciosas”, y todos tienen razón. Es más: tienen más razón de lo que creen. Es el pensamiento cinético

de los torbellinos, de la música narrativa y las estructuras heterodoxas que se desenvuelven como matrioskas («Queremos hacer un videoclip con Luis Buñuel», Tito Barguñó, cantante). No es música para salas de espera, sino para quien se ha cansado de esperar y quiere más: historias que escapan de estribillos repetitivos, con guitarras de oscuro aire glam. Esto es lo que propone Una forma huracanada de mantener la calma, el primer disco de Ada Van: estar en el centro de todo y lejos de cualquier parte.